sábado, 24 de octubre de 2015

RICHARD CORBEN: PHANTOM OF THE PARADISE




Hoy sacamos a la palestra una pequeña rareza, el cartel original de la película "Phantom of the Paradise", dibujado por encargo nada más y nada menos que por el gran Richard Corben, el maestro americano del cómic de fantasía y terror.

"El fantasma del paraíso" es un musical de culto dirigido en 1974 por un bisoño Brian De Palma con grandes dosis de sátira, humor y psicodelia, una revisión postmoderna de los mitos de "Fausto" y "El Fantasma de la Ópera" en mitad de una década, la de los 70, muy dada a este tipo de obras experimentales (como la coetánea "The Rocky Horror Picture Show", adaptación cinematográfica del musical alternativo de Richard O'Brian y con la que este film mantiene más de un punto en común). La película cuenta con una banda sonora de auténtico ensueño, compuesta por Paul Williams (quien interpreta el papel del malvado Swan en la misma) y que desde aquí recomendamos encarecidamente. A destacar temas maravillosos como "Goodbye, Eddie, Goodbye", "Somebody Super Like You" o "The Hell of It". Williams supo mezclar sabiamente todo tipo de estilos musicales en los distintos temas (desde el rockabilly al folk, pasando por el pop, el glam, el soul o la música de cabaret) y aún así ofrecer una banda sonora homogénea, personalísima y de gran calidad. Highly recommended.


domingo, 18 de octubre de 2015

THE CISCO KID - JOSÉ LUIS SALINAS (1951)


Pulsar sobre las imágenes para ampliar (recomendado).

Hoy proponemos en el blog un pequeño juego de agudeza visual. ¿Son ustedes capaces de identificar todas las tiras que el gran dibujante argentino José Luis Salinas enseña a cámara en la famosa foto promocional de arriba? La imagen fue tomada en el estudio neoyorquino del artista en 1951, durante las semanas posteriores al lanzamiento de "The Cisco Kid" por parte de King Features Syndicate (de hecho, puede apreciarse el skyline de la ciudad a través de la ventana aunque, como saben, Salinas sólo viviese 9 meses en Nueva York para evitar que su hijo, el también dibujante Alberto Salinas, fuera reclutado como descendiente de emigrantes en la, por entonces, inminente guerra de Corea). Para facilitar la identificación, dividiremos las tiras en dos grandes grupos: primero aquellas que se encuentran situadas sobre la mesa de dibujo y después las que se encuentran al fondo sobre el alféizar de la ventana. Tómense su tiempo, no hay prisa. Cuando lo consideren oportuno, pueden consultar las soluciones que se encuentran disponibles más abajo.

TABLERO DE DIBUJO:

Sobre el tablero de dibujo hay un total de 4 tiras. Procedemos a analizarlas.

- Evidentemente, la más sencilla de identificar es la que el artista sostiene sobre su mano derecha, puesto que se muestra en su integridad en primer plano. Se trata de la tira del 24 de Enero de 1951.




- Debajo de ésta, sujetándola con la mano izquierda, está la tira del 2 de Febrero de 1951. Si bien la tira anterior tapa parte de la misma, resulta fácil localizarla, puesto que la última viñeta, con Cisco subiendo un risco a caballo, se muestra entera.




- Algo más difícil de encontrar les resultará la que se sitúa inmediatamente debajo, puesto que sólo puede verse un fragmento de la primera viñeta (Cisco asomándose a un precipicio) y un trocito de la cuarta (Pancho arrodillado tras su rescate). Se trata de la tira del 5 de Febrero.




- Y probablemente la más difícil de identificar de todas sea la siguiente, puesto que apenas asoma en un recuadrito un pequeño fragmento de la mano del sheriff de Red Rock leyendo la carta del juez Hook para intimidar a la bella Lucy. ¿Lo adivinan? Es la tira del 9 de Febrero.




ALFÉIZAR DE LA VENTANA:

En el alféizar hay otras 3 tiras más junto a la ilustración promocional que sirvió de portada a la edición de Cisco Kid de 2011 a cargo de Manuel Caldas (edición, por cierto, de donde están escaneadas todas las imágenes del presente post, por si no se habían dado cuenta antes).

- La que se encuentra colocada en primer lugar corresponde a la tira del 25 de Enero de 1951 (el matón Bull golpeando a Cisco, que cae por la ventana sobre Pancho).




- La que hay justamente debajo también es relativamente sencilla de encontrar, debido a que se ve la primera viñeta prácticamente entera (el juez y el sheriff amenazando a las señoras con cortarles el pelo y éstas huyendo despavoridas). Se trata de la tira del 10 de Febrero.




- Finalmente, debajo del todo, se halla la última tira, de la que a duras penas se ve la parte superior de la viñeta central (la madre de Lucy peinando los cabellos dorados de su hija). Es la tira del 17 de Enero.




Y nada más por hoy. Espero que el juego les haya resultado entretenido a todos aquellos de entre ustedes que se hayan avenido a seguirlo. Sean felices.

jueves, 15 de octubre de 2015

MAU MAU - CORTO MALTESE (1996)




Y terminamos el mes que hemos dedicado en exclusiva en el blog a Corto Maltés con una nueva canción sobre el personaje, esta vez a cargo de los italianos "Mau Mau", un grupo turinés practicante de un estilo musical que fusionaba a partes iguales el folk con los ritmos latinos y afrocaribeños. El tema se titula "Corto Maltese" y era la quinta pista del álbum de 1996 "Viva Mama Nera" (con seguridad, su disco más exitoso y conocido).




MAU MAU - CORTO MALTESE

Sulla vela che scivola.

Spingo fin laggiù
il respiro e lo sguardo
su questo mare spinato
e fermo come un petrolio.
Corto, se sei tu,
cancella il sospetto
tra le rughe salate
e accetta il mio cuore.

Sulla vela che scivola.

E' un rasoio il brivido
che ti allunga la vita
nei temporali,
quando volano con te solo angeli neri.
Forse brucerai sotto i colpi del sole,
come flora e parassiti
macerati al calore.

Sulla vela che scivola.

Sto ancora inseguendo un mareorizzonte
sul la rota centrale,
tra sirene e atlantidi atomiche
ed immondizie affondate.
Regalami un sogno di ventreviolenza,
come eroe di carta sai
che gli spari di inchiostro
non piangono morti, ma portano guai.

Trascini così con te un'amaramalìa.

martes, 13 de octubre de 2015

JAIRO - LA BALADA DEL CORTO MALTESE (1999)




Hoy les traigo otra hermosa canción, plena de emoción, sentimiento y poesía, dedicada al marinero de papel creado por Hugo Pratt. En esta ocasión el intérprete es el cantautor argentino Jairo, con el tema titulado "La balada del Corto Maltese", segundo track del álbum de 1999 "Balacera". La letra está incluida en el vídeo.





Y como los grandes artistas siempre demuestran su grandeza en vivo, además del tema en estudio incluimos su interpretación en directo. El concierto del que esta canción forma parte fue filmado en el teatro "Libertador San Martín" de la ciudad de Córdoba (Argentina) en el año 2003, dentro de la gira "Soy Libre". Que lo disfruten.


domingo, 11 de octubre de 2015

DOCUMENTANDO CORTO MALTÉS


En mi anterior reseña sobre el álbum de Corto Maltés "Bajo el sol de medianoche" comentaba brevemente algo así como que "me entraban escalofríos sólo de pensar en las montañas de documentación histórica que el guionista -Juan Díaz Canales- habría tenido que manejar" en la realización de una obra de las características de la que afortunadamente tenemos entre manos, una de cuyas principales bazas reside precisamente en jugar la carta de la fidelidad y la exactitud en la reconstrucción de un período histórico determinado. Pues bien, para probar de manera fehaciente esas palabras, a continuación ofrecemos una serie de fotografías -acompañadas de sus correspondientes viñetas- que demuestran la enorme cantidad de material gráfico que los autores se han visto obligados a utilizar (durante la fase de documentación) para reproducir de manera correcta el Gran Norte de 1915. La siguiente muestra no tiene un carácter exhaustivo (es decir, hay más, mucho más en la obra de lo que se exhibe hoy aquí) pero sí dará al lector del artículo una idea aproximada de la profundidad de la investigación que Canales y Pellejero han llevado a cabo. Y es que las grandes obras no se escriben solas ni por casualidad, sino que detrás de ellas existe un duro trabajo de preparación que muchas veces no se deja ver a primera vista. O como resume el viejo aforismo de Thomas Alva Edison, "el genio es 1% inspiración y 99% transpiración".

Esa es precisamente una de las cosas que más me han gustado de "Bajo el sol de medianoche", que se trata de un cómic que no se lo da todo hecho y mascado al lector, sino que nos deja deberes por hacer, siempre y cuando se quiera entrar en el juego. Aquellos aficionados que se conformen con realizar una lectura más superficial, no tendrán problemas en disfrutar de la aventura desplegada ante sus ojos, pero aquellos lectores que deseen profundizar y escarbar bajo la superficie de la historia obtendrán una satisfacción aún mayor al encontrar sus referentes. Tan sencillo como disponer de un poco de tiempo y un buen buscador de imágenes en Internet.

* Por favor, pinchen sobre las imágenes para obtener una vista ampliada.




El Grand Prix de automovilismo de 1915 fue suspendido en Europa debido al estallido de la Primera Guerra Mundial, por lo que pasó a celebrarse en los Estados Unidos. El Gran Premio Americano fue la primera carrera de aquella temporada, y tuvo lugar en San Francisco, donde se celebró el día 27 de Febrero de aquel año en las instalaciones de la Exposición Internacional Panamá-Pacífico. El piloto italo-británico Dario Resta ganaría aquella carrera al volante de su Peugeot. Arriba tienen algunas viñetas de dicha competición, y debajo una fotografía de la salida de la misma con algunos de los 30 automóviles que participaron en ella, y que sin duda ha servido de referencia a los autores.

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La Exposición Internacional Panamá-Pacífico en la que Corto pasea junto a Jenny Prentiss (la niñera negra que crió a Jack London durante su infancia) y su senil marido Alonzo Prentiss, fue una Exposición Universal organizada en la ciudad de San Francisco entre el 20 de Febrero y el 4 de Diciembre de 1915, con motivo de celebrar la construcción e inauguración el año anterior -1914- del famoso Canal de Panamá (canal que permitía la comunicación y la navegación entre dos océanos, el Atlántico y el Pacífico), aunque dicha Exposición fuese vista por las autoridades americanas como una oportunidad única para enseñarle al mundo la recuperación de la ciudad después del terremoto que la asoló en 1906. La mayoría de los edificios y pabellones que la integraron fueron construidos en cartón piedra, y tras finalizar la Exposición, fueron derribados, por lo que hoy en día sobreviven sólo unos pocos. En la viñeta de arriba, al fondo, podemos ver el Palacio de Horticultura, y abajo, una foto del mismo durante su construcción en 1914.

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En la viñeta superior también podemos apreciar como parte del fondo la imponente Torre Italiana que formaba parte del pabellón del país transalpino. Más abajo, una foto de la misma y otra más de su derribo en 1916.

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The Palace of Fine Arts en la actualidad.
En esta ocasión Corto y "Mammy" Prentiss pasean por las inmediaciones del Palacio de Bellas Artes. Este es uno de los pocos edificios de aquella Exposición que ha sobrevivido hasta nuestros días y que puede seguir visitándose, precisamente en este 2015 en que se cumplen 100 años de su inauguración.

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Y aquí la enorme estatua de Buda que coronaba el pabellón dedicado al País del Sol Naciente, "Japan Beautiful".

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Nome es una de esas pequeñas ciudades mineras en la costa de Alaska que fueron fundadas por aquellos locos pioneros que acudieron al Gran Norte atraídos por el reclamo de la riqueza durante la llamada "Fiebre del Oro". En la imagen de abajo podemos apreciar una fotografía a vista de pájaro de dicha ciudad completamente nevada, que bien podría haber servido de inspiración a los autores para realizar la viñeta de arriba (obsérvese la disposición de la iglesia y su torre en ambas imágenes).

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El puerto de Nome, en el cual en su período de máximo esplendor podían desembarcar miles de aventureros anualmente. Cuando Corto arriba en 1915, la ciudad y su actividad minera se encontraban ya en franca decadencia.

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Debido a su ubicación geográfica, Nome es una ciudad en la que bien llueve o nieva durante la mayor parte del año. A comienzos de siglo sus calles carecían de asfaltado, siendo meros caminos de tierra, por lo que las mismas se convertían en auténticos lodazales de barro en los que se hacía difícil transitar con carretas, no digamos ya caminar. Por eso Corto aparece en la viñeta de arriba cruzando la vía sobre unos tablones, en un detalle que no ha pasado desapercibido para los autores del álbum. En la imagen de abajo, una de las avenidas principales de Nome de la época, completamente intransitable.

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Confieso que desconocía este dato, pero ha sido muy gracioso descubrir el motivo por el cual el personaje al fondo de la viñeta superior se encontraba saltando con los dos pies en el aire (algo a lo que en un principio no le encontraba sentido). Al parecer, se trata de un deporte esquimal llamado "Akratcheak" o patada en altura a dos pies. Es una práctica tradicional en la que los cazadores inuit demuestran su fortaleza y agilidad intentando golpear con ambos pies un objeto situado a unos 3 metros de altura.

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El canto gutural que entonan las dos mujeres esquimales en la viñeta de arriba se denomina canto difónico, de armónicos o "de garganta", y continúa practicándose incluso hoy en día, siendo una de las tradiciones inuit de la que los nativos de esta etnia se sienten más orgullosos por conservar.

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El capitán George Comer (afamado explorador ártico, además de escritor, fotógrafo, ballenero, etnólogo y cartógrafo al que los esquimales apodaban "el chamán") mantuvo una relación sentimental con una nativa de nombre Niviatsinaq que llegó a ser considerada por los inuit como su esposa (y de la que incluso se rumoreó que pudo ser madre de un hijo biológico del marino estadounidense). Por este motivo, todos la llamaban Shoofly Comer. Abajo, un retrato de la auténtica Shoofly tomado por George entre 1903 y 1904.

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Este es uno de esos pequeños detalles sin importancia aparente pero que demuestra el mimo y la atención puestos por los autores en la documentación del álbum. Si se fijan en la primera viñeta de arriba, podrán observar cómo los dos personajes (Corto y Matt Henson) visten unas manoplas aislantes que a su vez están sujetas por cintas a unos arneses ceñidos alrededor de sus cuerpos. En la segunda viñeta, cuando se topan con el oso polar, los dos personajes se quitan la manopla derecha para poder disparar sus correspondientes armas, y las manoplas quedan colgando suspendidas de sus cintas. Pues bien, si miran con atención la fotografía que ilustra estas palabras (tomada en 1911 en la Antártida y correspondiente al grupo del famoso capitán Scott durante la Expedición Terra Nova) se darán cuenta que ésa era precisamente la indumentaria y el equipo habitual que portaban los exploradores polares. ¿La razón? Las manoplas, por su propia naturaleza de prendas de vestir de escaso tamaño, son muy susceptibles de ser perdidas en cualquier descuido. Y en los polos, bajo temperaturas extremas, perder una manopla puede convertirse en un asunto de vida o muerte, puesto que las manos, debido a su posición distal con respecto al corazón y al bombeo de la sangre, son la primera parte del cuerpo en congelarse y necrosarse. De ahí el hecho de que siempre permanecieran cuidadosamente sujetas al arnés. ¿Se dan cuenta? Bravo por Canales y Pellejero.

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La portada original del magazine "Scientific American" que Pameolik, hemano de Shoofly, gustaba de leer con fruición. Este ejemplar en concreto corresponde al número del 28 de Marzo de 1914.

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Esta es la bomba de drenaje ubicada en Dawson City, en el Yukón canadiense, en 1913. Esta máquina era capaz de cribar miles de toneladas de tierra y filtrar la grava, quedándose con el oro, haciendo en pocas horas el trabajo de cientos de hombres. La máquina era tan ruidosa cuando entraba en funcionamiento que hacía temblar la tierra, notándose su actividad en más de 3 millas a la redonda. En la historieta, la llegada de esta enorme máquina financiada por Joseph W. Boyle a las tierras del norte americano funciona como una suerte de metáfora, marcando el fin de una época, la de los buscadores románticos de oro sustituidos por el avance de los tiempos. Aquellos que, armados tan sólo con sus cedazos, la fuerza de sus brazos y toda la ilusión del mundo, se jugaban el tipo en busca de fortuna y del ansiado metal dorado. Con la llegada de las drenadoras, comienza la época de la explotación industrial sistematizada de los recursos naturales de aquellas hermosas y agrestes tierras.

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La cabaña de Jack London a día de hoy.
Finalmente, aquí tenemos la cabaña de Jack London en Dawson, la misma en la que, según los autores del álbum, el escritor pasara muchos días felices en compañía de su amada Waka Yamada. Hoy en día la cabaña se conserva como una especie de atracción turística y cultural de la ciudad, confirmando paradójicamente en sí misma la idea de London de que "el turismo masivo era una suerte de peste inevitable del siglo XX que amenazaba con engullirlo todo".

domingo, 4 de octubre de 2015

RESEÑA DE "CORTO MALTÉS:
BAJO EL SOL DE MEDIANOCHE" (2015)



Norma Editorial.
Colección Hugo Pratt.
Fecha de publicación: Octubre de 2015.
Guión: Juan Díaz Canales.
Dibujo y color: Rubén Pellejero.
Formato: Álbum en cartoné.
Tamaño: Edición en color, 22,5 x 29,7 cms.
Edición en blanco y negro, 24 x 32 cms.
Páginas: Edición en color, 96 páginas.
Edición en blanco y negro, 80 páginas.
Precio: Edición en color, 19,50 €.
Edición en blanco y negro, 24 €.

Para todos aquellos escépticos que no terminaban de ver claro el regreso de Corto Maltés, vayamos al grano... ¿Merece la pena el nuevo álbum realizado por Canales y Pellejero? La respuesta es , desde luego que , un rápido y contundente. Pero no es únicamente que merezca la pena, no... es que, personalmente, me ha encantado. Este nuevo Corto de factura hispana es una auténtica pieza magistral, una obra que nace desde ya con la etiqueta de clásico moderno de nuestra historieta. Tanto el guionista como el dibujante salen triunfadores de un envite que no resultaba nada fácil, puesto que era un reto en el que unos artistas de su prestigio y trayectoria profesional tenían poco que ganar y sí mucho que perder, a poco que hubieran cometido el más mínimo desliz. Esos son los inconvenientes de revivir un mito del cómic europeo más que un personaje. Los ojos de la crítica especializada estaban puestos sobre ellos, y no todo el mundo está capacitado para manejar semejante presión. Afortunadamente, la empresa ha llegado a buen puerto (en el caso de Corto, nunca mejor dicho) y los dos logran salir por la puerta grande después de haber toreado en la plaza más difícil de sus respectivas carreras. Palabras mayores.

En esta ocasión los autores nos devuelven al Corto más aventurero, alejado de las derivas esotéricas en las que se adentrara Hugo Pratt en sus últimas entregas de la serie. Para algunos eso no será una buena noticia, pero yo (supongo que al igual que la mayoría) siempre he preferido la primera etapa de Pratt al frente del personaje, la más netamente centrada en la aventura. Como todos ustedes sabrán ya a estas alturas, la acción transcurre en 1915, un año después de los hechos narrados en "Una balada del mar salado", primera saga publicada del marinero. Al final de dicha historia Corto y su némesis Rasputín terminaban marchándose en un velero, por lo que resulta lógico que en las primeras páginas de "Bajo el sol de medianoche" continúen estando juntos (al fin y al cabo, ¿qué sería del maltés sin el viejo Ras?), si bien, una vez finalizada la obligatoria presentación del villano en esta nueva etapa, sus caminos se separan muy pronto. El peso de Rasputín en esta nueva historia es, por lo tanto, poco menos que anecdótico.

El álbum está repleto de pequeños guiños que harán las delicias del seguidor veterano de Corto, aunque en ningún momento la inclusión de estos guiños entorpece en absoluto la lectura ni la comprensión de los hechos narrados. Por ejemplo, uno de mis favoritos es la armadura de kendo que Corto encuentra en la cabaña de Jack London en Dawson, y que trae inmediatamente a la memoria el primer encuentro del marino y el escritor en "La juventud de Corto Maltés", dentro del marco de la Guerra Ruso-Japonesa.

Desde el punto de vista artístico, la labor de Rubén Pellejero es más que sobresaliente, logrando siempre el equilibrio perfecto entre , por un lado, el respeto a la tradición y el lógico continuismo gráfico de la saga, y por otro, su visión personal como autor. El dibujante respeta todos los estilemas y los recursos visuales propios de Hugo Pratt (verbigracia, su tendencia al minimalismo en los fondos, la estructura de 4 tiras por página o esos inevitables planos frontales y laterales del protagonista que, de alguna manera, son marca registrada de la casa) pero al mismo tiempo, su representación gráfica de Corto es sutilmente distinta a la de Pratt. De hecho, si alguna palabra puede definir el trabajo de Pellejero en este álbum es precisamente esa, sutilidad. En este sentido, y aunque algunos me tachen de hereje, muy probablemente nos encontremos ante la obra mejor dibujada del personaje en su largo recorrido editorial.

Aún más destacada que la de Pellejero resulta la aportación de Juan Díaz Canales como guionista, convirtiéndose de los dos en la auténtica estrella de la función, algo que a priori pocos podían imaginar. Siguiendo la receta Pratt (es decir, con unos diálogos maravillosos y sin apenas textos de apoyo), Canales presenta una historia sólida, con mensaje ecologista incluido. Una historia monolítica, sin fisuras argumentales, tal y como requería la ocasión. Me entran escalofríos sólo de pensar en las montañas de documentación histórica que este hombre habrá tenido que manejar para reflejar correctamente un tiempo y un lugar geográfico tan marcados como el Gran Norte Americano a comienzos del siglo XX, en los albores de las expediciones árticas y en plena Primera Guerra Mundial. Como buen guionista, Canales es consciente que un personaje, por bueno que sea, no vale nada si no se mueve en un escenario atractivo y un entorno verosímil (y aún más en el caso de Corto, que en muchos casos es más un espectador de la Historia en mayúsculas que un actor en ella). Las aventuras de Corto Maltés siempre han sido la excusa perfecta para realizar viajes exóticos por la Historia del mundo. Por eso, el cuidado y el mimo puestos por el guionista en la ambientación son sencillamente exquisitos, con algunos momentos de extraordinaria brillantez. El relato del caudillo esquimal Ulkurib obsesionado con Robespierre, por ejemplo, es puro "Corazón de las Tinieblas" de Joseph Conrad (y al igual que el famoso líder jacobino, Ulkurib termina decapitado después de recibir una herida de muerte en la mandíbula que le priva de la palabra, "el arma más poderosa con la que doblegar o inflamar el espíritu de cualquiera"), mientras que la escena final del tiroteo con las prostitutas en el saloon es puro "Sin perdón" de Clint Eastwood.

Sólo espero que este álbum se venda como rosquillas, porque el trabajo de sus autores así lo merece. Les auguro a los dos una larga y exitosa carrera al frente de Corto, a poco que las ventas acompañen, como parece. Aunque por lo pronto ya hay planificada una nueva entrega de la serie, en la que incluso se rumorea que el personaje podría llegar a visitar España (no olvidemos que Corto, hijo de una gitana andaluza, se crió en Córdoba de pequeño, o eso escribió Pratt en sus "Memorias").

En cuanto a las dos ediciones publicadas por Norma, tengo que decir que, después de mucho sopesarlo, he optado por la edición en color. Sí, ya sé que los puristas de Corto prefieren leer sus aventuras en blanco y negro, y lo entiendo. Pero es que Corto fue publicado originalmente en blanco y negro, siendo sus historias coloreadas años después de su primera aparición, sin que Pratt interviniera en el color (aunque diese el visto bueno para que así se hiciera). En esta ocasión, es el propio Rubén Pellejero el que aplica el color personalmente. De alguna manera, de haber optado por la edición en blanco y negro, hubiera sentido que me perdía una parte importante del trabajo gráfico del autor. Además, de esta manera, se marca una distinción clara entre los álbumes dibujados por Pratt y los nuevos que vendrán de Canales y Pellejero. La diferencia en el precio (4 euros y medio) , así como el hecho de que la edición en color viniera acompañada de 16 páginas más con distintos extras, terminaron por decantarme definitivamente por esta opción. Aunque seguro que los muy prattianos terminarán haciéndose in extremis con las dos versiones.

Leyendo las viñetas finales de "Bajo el sol de medianoche", el lector no puede evitar tener un nudo en la garganta, una sensación extraña, mezcla de melancolía y tristeza, al verse obligado a despedir a uno de los personajes más legendarios del 9º Arte. Para muchos de nosotros un personaje fundamental en nuestras vidas, casi más un amigo que un ente de ficción. La misma sensación que debe sentir Corto cuando, tras hacer caso del sabio consejo del boxeador Frank Slavin ("No pierdas el tiempo si hay alguien esperándote, ni te calles lo que tengas que decirle... puede que luego sea demasiado tarde") viaja hasta Seattle para declararse a su amor platónico, Pandora Groovesnore (a quien conociera un año antes, en "Una balada del mar salado") sólo para descubrir que ya es demasiado tarde, puesto que está prometida con un tal Keith Murdoch... ancestro, por cierto, del magnate de las comunicaciones Rupert Murdoch.

Adiós, Corto, no tardes tanto tiempo en volver a visitarnos.

sábado, 3 de octubre de 2015

CORTO MALTÉS:
"THE CREMATION OF SAM McGEE" (1907)




El nuevo álbum de Corto Maltés de Canales y Pellejero, "Bajo el sol de medianoche", comienza con una secuencia onírica protagonizada por Corto y Rasputín. En ella los dos viejos antagonistas viajan en un trineo tirado por perros atravesando las vastas extensiones árticas del Gran Norte canadiense, en plena fiebre del oro. En un momento dado, sintiendo que su muerte está próxima, Ras hace prometer a Corto que no enterrará su cadáver en la nieve, sino que será incinerado. Tras fallecer, el marinero cumple su juramento, incinerando los restos del ruso en la caldera de un viejo barco de vapor llamado "Alice May", atrapado en el hielo del lago Lebarge. O eso pensaba él, porque cuando se disponía a marcharse, descubre que el fantasma de su amigo le exige, con malos modos, que cierre la puerta del horno. Y es que Ras nunca ha soportado el frío... Entonces Corto despierta de su sueño en el taller de un sastre en Panamá (¿alguna referencia oculta a la novela de John le Carré?). Se había quedado dormido en una butaca mientras leía un libro de poesía...

Con esta secuencia inicial Canales y Pellejero adaptan al cómic el poema clásico de Robert W. Service "The Cremation of Sam McGee", perteneciente al poemario "Songs of a Sour-dough" de 1907 (el término 'sour-dough' hace referencia a los habitantes del Yukón, territorio al noroeste del Canadá). El primer verso de esta composición les sirvió además a los autores como fuente de inspiración para el título del álbum. En el vídeo que tienen ustedes más abajo disponen de la mencionada secuencia junto con el poema original en inglés, recitado con maestría nada más y nada menos que por la incomparable voz del cantante Johnny Cash. Todo un lujo. La traducción al castellano intercalada entre las estrofas primarias es de un servidor. Que ustedes lo disfruten.




THE CREMATION OF SAM McGEE

There are strange things done in the midnight sun
by the men that toil for gold;
The Arctic trails have their secret tales
that would make your blood run cold;
The Northern Lights have seen queer sights,
but the queerest they ever did see
was that night on the marge of Lake Lebarge
that I cremated Sam McGee.

Bajo el sol de medianoche les suceden cosas extrañas
a los hombres que se afanan por el oro;
Los senderos del Ártico guardan historias secretas
que os helarían la sangre;
La Aurora Boreal ha contemplado prodigiosas visiones,
pero la más prodigiosa que jamás contempló
sucedió aquella noche a orillas del lago Lebarge
en que incineré a Sam McGee.

Now Sam McGee was from Tennessee,
where the cotton blooms and blows.
Why he left his home in the South to roam
'round the Pole, God only knows.
He was always cold, but the land of gold
seemed to hold him like a spell;
Though he'd often say in his homely way:
"I'd sooner live in Hell".

Y es que Sam McGee era de Tennessee,
donde el algodón crece y florece.
Por qué dejó su hogar en el Sur para vagabundear
alrededor del Polo, sólo Dios lo sabe.
Siempre tenía frío, pero la tierra del oro
parecía retenerlo como un hechizo;
Aunque él decía a menudo en su peculiar estilo:
"Antes preferiría vivir en el Infierno".

On a Christmas Day we were mushing our way
over the Dawson trail.
And you talk of your cold! And through the parka's fold
it stabbed like a driven nail.
If our eyes we'd close, then the lashes froze
till sometimes we couldn't see;
It wasn't much fun, but the only one
to whimper was Sam McGee.

Un día de Navidad estábamos pateándonos el camino
en la senda hacia Dawson.
¡Y tú me hablas de frío! A través de los pliegues del anorak
el frío se nos clavaba como puñales.
Si cerrábamos los ojos, se nos congelaban las pestañas
hasta el punto que, a veces, no podíamos ver;
No era demasiado divertido, pero el único
que se quejaba era Sam McGee.

And that very night, as we lay packed tight
in our robes beneath the snow,
and the dogs were fed, and the stars overhead
were dancing heel and toe,
he turned to me, and "Cap", says he,
"I'll cash in this trip, I guess.
And if I do, I'm asking that you
won't refuse my last request".

Y aquella misma noche, mientras yacíamos arrebujados
en nuestras mantas bajo la nieve,
y los perros se hallaban saciados, y las estrellas sobre nuestras cabezas
danzaban de puntillas,
se giró hacia mí y "Capi", dijo,
"me parece que voy a palmarla en este viaje.
Si es así, te pido
que no rechaces mi última voluntad".

Well, he seemed so low that I couldn't say no;
Then he says with a sort of a moan:
"It's the cursed cold, and it's got right hold
till I'm chilled clean through to the bone.
Yet it ain't being dead -it's my awful dread
of the icy grave that pains.
So I want you to swear that, foul or fair,
you'll cremate my last remains".

Bueno, parecía tan desmoralizado que no pude decirle que no;
Entonces dijo en una suerte de gemido:
"Es el maldito oro el que tiene la culpa
de que esté aquí congelado hasta los huesos.
Pero no es el morir -es el terrible pavor
a una tumba helada lo que me apena.
Así pues quiero que jures que, por las buenas o por las malas,
incinerarás mis restos mortales".

Well, a pal's last need is a thing to heed,
so I swore I would not fail;
And we started on at the break of dawn;
But God, he looked ghastly pale!
And he crouched on the sleigh, and he raved all day
of his home in Tennessee;
And before nightfall a corpse was all
that was left of Sam McGee.

Bueno, el último deseo de un camarada es algo que atender,
así que le juré que no le fallaría;
Y reanudamos la marcha al romper el alba;
¡Pero Dios, estaba horriblemente pálido!
Y se encogía sobre el trineo, y deliraba todo el día
acerca de su hogar en Tennessee;
Y antes de que cayera la noche un cadáver era todo
lo que quedaba de Sam McGee.

With a corpse half hid that I couldn't get rid,
I hurried, horror-driven.
There wasn't a breath in that land of death,
and because of a promise given
it was lashed to the sleigh, and it seemed to say:
"You may tax your brawn and brains,
but you promised true, and it's up to you
to cremate my last remains".

Con un cadáver semi-cubierto del que no podía deshacerme,
me apresuré, horrorizado.
No había ni un alma en aquella tierra de muerte,
y a causa de la palabra empeñada
permaneció atado al trineo, y parecía decir:
"Ya puedes devanarte los sesos,
porque me lo prometiste de veras, y de ti depende
incinerar mis restos mortales".

Now a promise made is a debt unpaid,
and the trail has its own stern code.
In the days to come, though my lips were numb,
in my heart how I cursed that load!
In the long, long night, by the lone firelight,
while the huskies, round in a ring,
howled out their woes to the homeless snows
-oh God, how I loathed that thing!

Y es que una promesa hecha es una deuda impagada,
y la senda tiene su propio y estricto código.
¡En los días por venir, y aunque mis labios se hallaban entumecidos,
cómo maldije aquella carga en mi corazón!
En las largas, largas noches, junto a la solitaria luz del fuego,
mientras los huskies, alrededor de un círculo,
aullaban sus aflicciones a las nieves desiertas
-¡oh, Dios, cómo aborrecí aquella cosa!

And every day that quiet clay
seemed to heavy and heavier grow;
And on I went, though the dogs were spent
and the grub was getting low;
And the trail was bad, and I felt half mad,
but I swore I'd not give in;
And I'd often sing to that hateful thing,
and it hearkened with a grin.

Y todos los días aquella arcilla inmóvil
parecía pesar más y más;
Continué adelante, aunque los perros estaban agotados
y los víveres escaseaban;
Y la senda era mala, y me sentía medio enloquecer,
pero juré que no me rendiría;
Y a menudo le cantaba a aquella cosa odiosa,
que me escuchaba con una mueca.

Till I came to the marge of Lake Lebarge,
and a derelict there lay;
It was jammed in the ice, but I saw in a trice
it was called the "Alice May".
And I looked at it, and I thought a bit,
and I looked at my frozen chum;
Then "Here", said I, with a sudden cry,
"is my crematorium".

Hasta que llegué a orillas del lago Lebarge,
y una ruina allí yacía;
Estaba atrapada en el hielo, pero vi en un instante
que se llamaba el "Alice May".
La observé, y medité un poco,
y observé a mi helado compañero;
"Aquí" dije entonces, en un grito repentino,
"está mi crematorio".

Some planks I tore from the cabin floor,
and I lit the boiler fire;
Some coal I found that was lying around,
and I heaped the fuel higher;
Well, the flames just soared, and the furnace roared
-such a blaze you never did see;
And I burrowed a hole in the glowing coal,
and I stuffed in Sam McGee.

Arranqué algunos tablones de la cubierta del camarote,
y encendí el fuego de la caldera;
Algo de carbón encontré allí tirado,
y amontoné el combustible hasta arriba;
Bien, las llamas ascendieron, y el horno rugió
-con una flama como jamás hayáis visto;
Y excavé un agujero entre el carbón encendido
y allí introduje a Sam McGee.

Then I made a hike, for I didn't like
to hear him sizzle so;
And the heavens scowled, and the huskies howled,
and the wind began to blow.
It was icy cold, but the hot sweat rolled
down my cheeks, and I don't know why;
And the greasy smoke in an inky cloak
went streaking down the sky.

Entonces me alejé caminando, puesto que no me apetecía
oírlo crepitar de aquel modo;
Y los cielos fruncieron el ceño, y los huskies aullaron,
y el viento comenzó a soplar.
Hacía un frío helador, pero un sudor cálido se deslizaba
por mis mejillas, y no sé por qué;
Y el grasiento humo con su manto de tizne
formaba volutas en el cielo.

I do not know how long in the snow
I wrestled with grisly fear;
But the stars came out and they danced about
before I ventured near;
I was sick with dread, but I bravely said:
"I'll just take a peek inside.
I guess he's cooked, and it's time I looked";
...then the door I opened wide.

Ignoro por cuánto tiempo en la nieve
me debatí contra el miedo espeluznante;
Pero salieron las estrellas y bailaron sobre mí
antes de que me aventurara por las proximidades;
Estaba enfermo de temor, pero con valentía dije:
"Echaré sólo una ojeada al interior.
Supongo que ya estará asado, y ya es hora de que mire";
...entonces abrí la puerta de par en par.

And there sat Sam, looking cool and calm,
in the heart of the furnace roar;
And he wore a smile you could see a mile,
and he said: "Please, close that door.
It's fine in here, but I greatly fear
you'll let in the cold and storm,
and since I left Plumtree, down in Tennessee,
this is the first time I've been warm".

Y allí estaba Sam sentado, con aspecto tranquilo y calmado,
en el corazón del horno rugiente;
Esgrimía una sonrisa que podías ver a una milla,
y dijo: "Por favor, cierra esa puerta.
Se está bien aquí dentro, pero temo mucho
que dejes entrar el frío y la tormenta,
puesto que desde que dejé Plumtree, allá en Tennessee,
es la primera vez que entro en calor".

There are strange things done in the midnight sun
by the men that toil for gold;
The Arctic trails have their secret tales
that would make your blood run cold;
The Northern Lights have seen queer sights,
but the queerest they ever did see
was that night on the marge of Lake Lebarge
that I cremated Sam McGee.

Bajo el sol de medianoche les suceden cosas extrañas
a los hombres que se afanan por el oro;
Los senderos del Ártico guardan historias secretas
que os helarían la sangre;
La Aurora Boreal ha contemplado prodigiosas visiones,
pero la más prodigiosa que jamás contempló
sucedió aquella noche a orillas del lago Lebarge
en que incineré a Sam McGee.